Regresaba el CD Lugo a la competición en este nuevo año 2024 y lo hacía ante el líder del grupo, el RC Celta Fortuna. El equipo dirigido por el debutante Paulo Alves formaba con estructura de cuatro hombres en defensa, tres medios y tres atacantes. Los elegidos eran Tabuaço en meta; Alberto López, Castrín, Morgado y Johaneko en zaga; Aguza, Sabit y Jozabed en zona medular; y Willy Ledesma, Antoñín y Narro como hombres más adelantados. Enfrente, un equipo plagado de talento con los Raúl Blanco, Alfon y Durán, entre otros. Primeros minutos de control para un CD Lugo ambicioso y atrevido en su propuesta, con vocación creativa desde propia área y con el objetivo de construir desde el control y la presencia. Las primeras ocasiones caían del lado local, y Víctor Narro, buscando la velocidad en los duelos exteriores, se erigía en el arma principal de los lucenses al desborde.
Con el equipo volcado en la misión del gol, sería el rival el primero en adelantarse en el marcador, merced a un golazo de Alfon desde la frontal del área. Disparo imparable, y ventaja para los de Giráldez. El tanto espoleó a un CD Lugo que mantuvo su apuesta por el control y el crecimiento a través del balón. Antoñín acercaba las opciones locales en un gran centro envenenado que obligaba al meta local a emplearse a fondo, y desde el córner, los de Alves generaban peligro sobre el área celeste. Con Tabuaço ejerciendo su ley en la meta local a través de dos grandes intervenciones, y con el equipo buscando el ataque al espacio por ambos costados, el conjunto albivermello adelantaba metros sobre la mitad contraria, aunque sin fortuna en la primera mitad. Con el pitido del colegiado, ambos equipos enfilaban vestuarios con todo por disputarse aún.
La segunda mitad continuaba con la pugna vista en los primeros cuarenta y cinco minutos. Con un Celta Fortuna ágil en la circulación de balón, los de Paulo Alves respondían con personalidad y presencia en la presión, recuperación y ataque. Quintana hacía su ingreso en el verde en lugar de Sabit, y los locales añadían un atacante más en la llegada desde segunda línea. El encuentro reestablecía el equilibrio y los amurallados aumentaban sus prestaciones en la búsqueda de la portería rival. Antoñín y Narro ejercían como lanzaderas del ataque local, y los centros cruzados sumaban peligro a las llegadas albivermellas en un partido roto por momentos y de ida y vuelta constante.
EL tramo final del duelo traería la mejor imagen del equipo local con constantes acercamientos, enfocados sobre todo sobre el perfil derecho, y que obligaban al rival a emplearse al máximo en esta tesitura para salvar las ocasiones generadas. Aranda y Antonetti reforzaban el ataque, y las opciones crecían con el paso de los minutos. Fuentes y el canterano Jorge apuntalaban un equipo que, con alma y corazón, buscó sin descanso la brecha en la zaga rival, acabando el duelo en campo contrario y haciendo del meta celtista el mejor de los suyos. Pese a todo lo realizado, la suerte le era esquiva al equipo en la tarde de hoy, y los puntos, finalmente, volaban para Vigo.