El CD Lugo repetía escenario y retornaba al Anxo Carro con la misión de buscar la victoria ante el CD Tenerife. Los de Vélez modificaban su esquema, y añadían un ariete más al dibujo, dejando a la pareja Clavería-Carbó en el eje, y con Sebas Moyano, Avilés y Baena como hombres de ataque. Partido intenso desde el inicio, frente a un rival muy dotado, con nombres como Enric Gallego, Romero o Garcés en un once repleto de opciones y alternativas. El choque, desarrollado bajo el intenso calor reinante en la tarde de hoy, ofrecía un arranque poderoso del CD Lugo, muy activo en el ataque a los espacios, y en tareas de presión sobre la salida rival. Baena y Avilés ejercían de referencia en el ataque a la espalda rival, y Aitor Sanz y Corredera marcaban el ritmo de los isleños en carriles interiores. El propio Baena sería el encargado de ejecutar la ocasión más clara del CD Lugo en un inicio esperanzador para los locales.
El paso de los minutos aumentaba la exigencia física, a tenor del ritmo de juego imperante y, sobre todo, de las altas temperaturas durante el periodo. El CD Tenerife se asomaba al área de Whalley, y Gallego, de remate raso, y Garcés, de buen cabezazo desde el corazón del área, ponían a prueba a un seguro Whalley. El conjunto local pasaba entonces a administrar sus recursos, trabajando con intensidad el cierre de espacios, y el equilibrio en transiciones, obligando al rival a severas vigilancias sobre las intentonas de los puntas amurallados. Los contragolpes por parte local, eran contestados con ocasiones como la de Nacho, que engatillaba desde la frontal una volea espectacular, que se estrellaba en el larguero de Whalley. Duelo intenso, con todo por resolver a la vuelta de vestuarios.
La reanudación mantenía las sensaciones de los últimos minutos vistos en la primera mitad. Los albivermellos se afanaban en mantener el orden y el rigor posicional, preparando sus opciones a balón largo sobre puntas, mientras que el CD Tenerife adelantaba su bloque sobre la mitad rival en busca de ocupación efectiva de las zonas de remate. En plena serie de llegadas, Óscar Whalley emergía como figura local con dos intervenciones de mucho mérito, salvando así la ventaja rival en los momentos más complicados para el equipo de Vélez. El encuentro se tornaba complejo para los intereses locales, y el equipo se veía obligado a un nuevo ejercicio de orden y precisión para mantener el resultado.
Las entradas de Señé, Calavera, Cuéllar, Gui y Scepovic durante el segundo acto, añadieron oxígeno y piernas a un equipo que se veía obligado a modificar su hoja de ruta a causa del desgaste sufrido. El bloque mantenía el compromiso y la lucha de manera inamovible, y aumentaba sus prestaciones de cara a los minutos finales, en los que la presión sobre el balón rival, y las apariciones sobre área contraria, ganaban enteros con claridad. El trabajo del conjunto amurallado dejó en el último tramo de choque la huella de un empate insuficiente y doloroso para un equipo que mereció mucho más.