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Primer equipo

PEYBERNES “La clave del fútbol es entrenar como si compitieras”

Quizá para alguien, como Mathieu Peybernes, acostumbrado a tomarse los entrenamientos y la competición como algo muy serio, el confinamiento y los entrenamientos caseros le resultan “muy duros y la primera semana lo llevé muy mal”. Sin embargo, reconoce que “no hay excusas y tenemos que hacer muy bien el trabajo que nos piden”.

Formado desde los catorce años en “una de las mejores canteras de Europa”, la del Sochaux-Montbeliard, a más de mil kilómetros de su Toulouse natal; Peybernes reconoce que “los primeros seis meses fuera de mi casa, lejos de mi familia y sin posibilidad de verlos fueron muy duros”. Sin embargo, pronto hizo “grandes amigos y me adapté a ir al colegio por la mañana y a entrenar todas las tardes”. El francés sabía que “de allí salían muchos jugadores profesionales y tenía que hacer el sacrificio”.

Fue subiendo peldaños deportivos “hasta que con diecisiete años me subieron a entrenar siempre ya con el primer equipo”. En Francia, explica el central del CDLugo, “hay muchas oportunidades para los canteranos, porque no pueden jugar en el filial jugadores de más de veintitrés años”. Esto no evita que “haya mucha competencia para estar subir de categoría y yo estaba muy orgulloso de que me eligieran para entrenar con ellos”. Peybernes “tenía claro que no podía desaprovechar esa experiencia de compartir entrenamientos con futbolistas profesionales con esa edad”.

El defensa agradece “todo lo que aprendí en aquella etapa que me sirvió en mi forma de competir y de afrontar los entrenamientos”. Mathieu asegura que “la clave del fútbol es entrenar como si compitieras”. Aquel aprendizaje le procuró, por ejemplo, “saber prevenir lesiones, ser paciente cuando eres suplente o ayudar en el vestuario”.

DESCENSO

Su paso por el Sochaux, además, le llevó por desgracia a realizar otro aprendizaje. Ya afincado en el primer equipo, con veinticuatro años, la temporada se torció “tuvimos muchos cambios de entrenadores y además en el último tramo me lesioné”. El futbolista se lamenta “fue todo un cúmulo de cosas y no pudimos evitar el desastre”. Él sentía “impotencia por no poder ayudar al equipo desde la grada” y, sobre todo, porque “era el equipo de mi vida y llevaba muy mal ver sufrir así a los aficionados”.

Sin duda, reconoce que “fue la peor experiencia que he vivido en el fútbol y no estaba listo para algo así”. Pero “de aquello aprendí que los cedidos se equivocan al pensar que no pasa nada si desciende el equipo porque todos estamos en el mismo barco y a mí personalmente me hizo salir reforzado y saber que pelearé para no pasar más por algo así”. “El compromiso debe estar por encima de todo”, apostilla el francés.

FINAL COPA DE LA LIGA

Episodios difíciles que sirvieron para forjar a un futbolista que también vivió momentos para recordar. Dejó el club donde se formó para llegar al S. Bastiais con veinticinco años. El equipo de una pequeña isla francesa en la que toda la actividad gira en torno al fútbol.

“Allí viví la experiencia más increíble como jugador, jugar la Final de la Copa de Francia en Saint Denis, el Estadio de Francia, frente al Paris Saint-Germain”. Peybernes comenzó en el banquillo y presenció desde allí los primeros minutos de “un partido histórico para mi equipo en el que se habían desplazado 35.000 personas de la isla, estaba mi familia allí y aquello ya era suficiente premio”.

A los pocos minutos del comienzo “el central titular que era un veterano del equipo fue expulsado y fue mi turno para saltar al campo”. La guinda hubiera sido ganar, pero “perdimos por cuatro goles a cero, aunque sigo guardándolo como un recuerdo inolvidable”.

TURQUÍA Y BÉLGICA

Tras un fugaz paso por el Lorient francés, se decidió por la liga turca. En el Göztepe S.K. se dio cuenta que “en aquel país la gente está loca por el fútbol”. Mathieu comenta que “no jugábamos en ningún estadio con menos de 40.000 personas de público y no podíamos ir por la calle porque no había respeto por los futbolistas”.

Recuerda especialmente “un partido contra el Galatasaray frente a 70.000 espectadores en el que fue muy incómodo porque no era capaz de escuchar lo que el otro central me decía”. Los gritos del público “para presionar nos hacía imposible jugar con normalidad”.

De aquella liga le llamaba mucho la atención “que son todo jugadores altos y con mucho potencial físico y menos táctica o técnica”. Quizá por eso sea “una liga que se adapta mejor a jugadores africanos por la similitud del juego”.

Peybernes reconoce que su familia “no se adaptaba” al país y “volver a casa y verlos mal no me merecía la pena el dinero, porque ellos son lo primero siempre”. Además, pronto aparecieron “problemas económicos en el club” y salió de allí.

Bélgica, un país con muchos jugadores franceses, fue su siguiente destino. Allí “todo era más parecido a lo que yo estaba acostumbrado”. Además, llegó al Kas-Eupen de la mano del entrenador, Makelele, con el que ya había coincidido en el Bastiais francés.

Aunque “en Bélgica no hay mucha afición al fútbol”, Peybernes reconoce que de allí se llevó “las ideas del míster que venía de grandes clubs del mundo y eso siempre es un aprendizaje que te sirve mucho”.

GIJÓN, ALMERÍA Y, FINALMENTE, LUGO

Entonces se decidió por el país vecino al suyo, España. “El Sporting es un histórico del fútbol español y solo tengo buenas palabras para el club, con su Molinón y su ciudad deportiva, la ciudad y la afición, que siempre empuja en los peores momentos”.

De allí se fue al Almería, donde se vio envuelto en una rocambolesca situación, “a la semana de firmar allí se fueron todos por la venta del club a los nuevos dueños y no nos querían a ninguno de los fichajes”.

Peybernes reconoce que “me llamaron muchos clubs esos días porque conocían nuestra situación, pero si finalmente me decanté por el CD Lugo es porque Manolo Mandiá fue el primero en hablar conmigo y el presidente mostró mucho interés”.

El central asegura que “Tino me llamaba mucho para hablarme maravillas de Lugo como ciudad, del club y de los compañeros y no pude decir que no, además, venía con Yanis y eso me animó mucho”.

Después “comprobé que tenía razón y estamos muy bien aquí mi familia y yo”. Todo un ‘monsieur” francés, que pronto se ha convertido en fundamental en los planes del equipo lucense.

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