El CD Lugo llegaba al Carlos Tartiere con el objetivo de medir fuerzas ante el Real Oviedo, en una tarde clásica de fútbol norteño, bajo el encapotado cielo asturiano. El conjunto amurallado saltaba al verde con su esquema ya habitual, formando en punta de ataque con la dupla Baena-Avilés, bien sustentada por la estructura medular conformada por Xavi Torres, El Hacen, y Señé; y repitiendo formación en zaga con respecto al último compromiso. Bloque dispuesto frente a un equipo confeccionado para más altas aspiraciones, con nombres como los de Sergi Enrich, Luismi, Costas, o el ex albivermello Hugo Rama, en sus filas. Inicio competido, con los locales adelantando su bloque sobre la mitad visitante, y procurando una presión intensa que exigía la mejor versión organizativa del CD Lugo para evitar ocasiones. Con todo, pasado el minuto cinco de juego, un buen centro desde la derecha era aprovechado con acierto por Sergi Enrich, en un magnífico cabezazo a la red que adelantaba a los azules. Golpe para los hombres de Vélez, que rápidamente iban a rearmarse en busca de una igualada necesaria.
El encuentro se mostraba exigente y complejo para los intereses albivermellos, con dos equipos que no rebajaban la intensidad física en ningún momento del juego. Con el CD Lugo bien ordenado, y afanado en la protección de sus espacios, el partido derivaba hacia un equilibrio claro, con los locales tratando de dominar las transiciones, frente a un rival reactivo y rápido en el ataque a la espalda de laterales. Tras dos intervención de mérito de Whalley, llegaría la oportunidad para el cuadro amurallado, en un penalti por mano clara en el área oviesdista. Xavi Torres era el encargado de transformar la pena máxima, logrando un merecido empate para el CD Lugo, con el que ambos conjuntos enfilarían el camino de vestuarios.
La segunda mitad se antojaba igualmente complicada para ambos conjuntos. La exigencia no disminuía, y el ritmo de juego empujaba a los equipos a una disputa constante en busca de la ventaja. Los hombres de Vélez continuaban con su plan de equilibrio y ataque veloz en las entradas de Baena y un Avilés imperial en el arranque. Acercamientos visitantes que, sin embargo, no contaban con la fortuna necesaria en metros finales, y que no cristalizaban en el ansiado tanto ganador. Por el contrario, el Real Oviedo, en la ocasión más clara del periodo, lograría el segundo tanto, merced a un gran remate de Vallejo tras envío cruzado.
El choque enfilaba su recta final, y el CD Lugo introducía a Clavería, Moyano, Gui, Barreiro y Cuéllar como recambios para buscar una igualada que se resistía. Por si las dificultades no eran suficientes, Gui era expulsado a los pocos minutos de su ingreso, y los amurallados quedaban en inferioridad numérica. El encuentro se ponía cuesta arriba, pese a los esfuerzos de un bloque que no rindió la plaza en ningún momento, pero al que la dinámica del partido terminó llevando a una dolorosa derrota en un encuentro extenuante en todos los ámbitos.