Los Pajaritos se ha convertido en territorio maldito para el CD Lugo en las últimas temporadas. Un campo en el que los lucenses han acabado saliendo contrariados en las últimas tres campañas ante un fútbol diferente. Los de Eloy Jiménez han visto como les superaba el equipo de Luis Carrión, con remontada incluida, truncando así el ansiado encadenamiento de dos victorias.
Ese era el mayor objetivo de los lucenses a su llegada a tierras sorianas: poder firmar dos triunfos consecutivos por primera vez desde enero de 2018. Y tenían que hacerlo ganando en un estadio en el que no ganaban desde el mes de mayo de 2017. Ambos hechos comenzaban a recordarlos sólo "los más viejos de lugar". Pero un conjunto rojillo mucho más efectivo se encargó de evitar todo.
Y eso que no pudieron empezar mejor las cosas para los amurallados, que se vieron por delante antes del primer cuarto de hora con un gol de Sola en propia puerta. Fue tras un córner que Tete cerró al primer palo. Se rehízo el lateral de los sorianos en apenas diez minutos con una buena jugada por banda que acabó en el tanto del empate del Numancia. Más balón para el Lugo y tal vez más presencia en el área rival de lo locales desde ahí hasta el ecuador en una primera parte equilibrada.
Y a la vuelta de vestuarios los lucenses se encontraron con su pesadilla más recurrente en este curso. A los pocos segundos de decretar el árbitro la reanudación, estaban recibiendo una puñalada en sus aspiraciones. Penalti que señalaba Moreno Aragón en una jugada en la que pudo haber falta previa a Campabadal y Curro sellaba el doblete para adelantar a los locales. Fue un golpe, el encajado, tan familiar y tan duro que el Lugo fue incapaz de levantarse del suelo. El atisbo más grande de reacción fue una jugada en la que Gerard, que minutos antes había sustituido a Seoane, se estrelló con Dani Barrio en el uno contra uno. A su izquierda la esperaba Barreiro sólo, tal vez ahí estuvo el partido. Porque los sorianos si acertaron y Guillermo hizo el tercero tras un buen pase al hueco de Marc Mateu.
Soria sigue siendo territorio maldito en los últimos tiempos y encadenar dos victorias sigue sin ser posible. En una semana llega uno de los cocos de la categoría a Lugo, el Rayo Vallecano. Será turno de intentar sanar las heridas.
